19.10.09

Por el hombre

Sé que tu vas cambiando para que no vengan los oscuros colores de la pena.
Quizas hemos hablado de horizontes cerrado, siglos de espesura, niebla
y del polvo del camino donde hemos caido tantas veces.
Sé que a veces mi palabra se extiende hasta ti y te acaricia.
Pero ella y yo te amamos con la voz más lucida.
Una y otra vez
aunque la distancia haya sido un rostro múltuple para llegar.
Ahora hemos entregado el canto en ese paisaje donde nacieron los ángeles
que sembraron el mundo silencioso
uniendo el sol y la luna, la noche y el día.
Me dices que yo estaba oculta entre la penunbra de los años,
pero tu ¿no eres el hermano del sol?
y tengo tu vislumbre sobre mi cuerpo desde donde se desliza mi corazón.
Vuelvete y mirame,
nos hemos convertido a fuerza de ternura en uno
y ya nos habiamos mirado, cuando eramos dos...
Ahora el hombre y la mujer golpearon con fuerza las tinieblas
para enlazar la misma señal fulgurante.
En esta rotación de los mundos somos el amor.

2 comentarios:

  1. Sí, Enzina, sí.
    Así de fuerte es la atracción entre los géneros.
    Así de densa es la espesura del silencio.
    Así de enérgica es la llama del deseo.
    Así de limpia es la verdad porque en ti creo.
    Así de amable es la sonrisa de los necios.
    Así de santa es la carica del abuelo.
    Así de honesta es la amistad, que te confieso.

    Gracias por recordármelo.

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